La Lofoscopia (del griego λόφος-lofio que significa cresta, relieve, saliente, promontorio, cima y σκοπέω-skopein que significa observar, ver, estudiar, examinar, explorar), es la ciencia encargada del estudio de los dibujos que se encuentran en las zonas de fricción del ser humano. Se divide en tres grandes ramas: Dactiloscopia (pulpejos de los dedos), Quiroscopia (palmas de las manos) y Pelmatoscopia (plantas de los pies).
Se fundamenta en tres principios teóricos:
Perennidad. Los dibujos de las zonas de fricción (lofogramas que comúnmente se conocen como “huellas”) aparecen en el ser humano desde las 12 semanas de vida intrauterina y permanecen en él hasta la putrefacción cadavérica.
Inmutabilidad. Los dibujos de las zonas de fricción no cambian por voluntad ni por motivos fisiológicos, mientras no sufran un daño severo (quemadura, cortada, etc.) que penetre hasta la dermis o capa interna de la piel.
Diversiforme. Los dibujos de las zonas de fricción adoptan diferentes formas y no existen dos dibujos exactamente iguales. Las particularidades que presentan, denominadas puntos característicos son las responsables de la individualidad de la huella y por tanto de la identidad personal.
La Lofoscopia entonces, permite y tiene como finalidad identificar sin lugar a dudas a las personas vivas o muertas por medio del estudio de sus huellas.