La criminalística, en el contexto del delito y el crimen, aplica ciencia, técnica y arte en sus tres grandes áreas doctrinarías objeto de su labor: Escena, el laboratorio, y la identificación. Por tanto, esta disciplina, a través de la policía especializada, busca decodificar los indicios o evidencias del hecho, hacer apreciaciones preliminares criminalísticas reconstructivas, procesarlos como muestras en el laboratorio pericial y llegar a medios probatorios de las hipótesis que se plantee el investigador criminal sobre el delito y sobre la identificación del presunto autor y en algunos casos la identificación de víctimas.
Bajo esta realidad, el detective o investigador privado se constituye en un elemento fundamental de auxilio y apoyo para los entes legales y especializados responsables de la investigación criminal. El detective, en muchos de los casos, posee datos, informaciones y apreciaciones que pueden direccionar, fundamentar y complementar las indagaciones de los peritos, por tanto es imprescindible que tenga conocimientos elementales y relativamente profundos de esta especialidad. Independientemente, los casos asumidos por el investigador privado, en diversas oportunidades, requiere la aplicación de la criminalística que conlleve a la solución de los problemas e incógnitas que el cliente o el caso en sí, pueda plantear.